Esto apenas comienza
Las premoniciones y los malos augurios por el desafuero del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, fallaron. La temida manifestación del jueves 7 transcurrió en paz y con gran orden durante las más de nueve horas que duró el procedimiento en la Cámara de Diputados. Los mercados financieros, que temían la toma de carreteras, oficinas públicas y privadas por los indignados lopezobradoristas, vieron transcurrir la jornada inclusive con una recuperación del mercado de valores, cuya semana anterior se mantuvo alerta y había registrado una baja los días lunes, martes y miércoles.
La consumación del largamente anunciado desafuero en su contra, activó una nueva etapa en la estrategia de Andrés Manuel López Obrador rumbo a los comicios generales del 2006, en los que el político perredista y su equipo más cercano, esperan contender y ganar.
De cara a lo sucedido esta semana, durante las últimas semanas, el equipo de López Obrador logró hacer los movimientos tácticos necesarios para garantizar que su desafuero y la remoción del cargo, finalmente sean capitalizados políticamente.
La llegada de Leonel Cota Montaño a la dirigencia nacional perredista y de Martí Batres a la capitalina, eran elementos importantes que fueron operados incluso en persona por el propio López Obrador. Además, hacia el interior de la administración capitalina, el equipo del tabasqueño realizó una serie de movimientos burocráticos en los que destacaron la resucitación de Marcelo Ebrard en la Secretaría de Desarrollo Social y el posicionamiento claro y contundente de Alejandro Encinas como su eventual sucesor hasta el 2006.
Además de ello, López Obrador aprovechó para reestablecer y fortalecer la relación con el coordinador de los diputados federales perredistas, Pablo Gómez Álvarez, con quien había tenido diferencias importantes en el proceso interno del partido para elegir candidato a la gubernatura capitalina.
Principalmente a través de Encinas y Alejandra Barrales, López Obrador acordó los lineamientos generales de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), en donde el perredismo cuenta con una mayoría absoluta. La primera muestra de estos lineamientos fue el desconocimiento al desafuero aprobado en la Cámara de Diputados y la posterior controversia constitucional interpuesta. La intensificación de los acercamientos con el gobierno de Cuba también fue tomada en cuenta por López Obrador, antes de ser desaforado. La posesión de una serie de declaraciones reveladoras del empresario Carlos Ahumada intentó ser conseguida por cercanos a López Obrador, de cara al juicio de procedencia, en el cual se llegó a tener la idea de poder revelarlos.
Sin embargo, la próxima votación en Ginebra de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, detuvo la que se estima como una inminente entrega de información clave del gobierno de Fidel Castro a las filas del principal partido de izquierda mexicano. Entre las medidas instauradas también se halla la anunciada integración de una comisión ciudadana conformada por la escritora Elena Poniatowska, el ex secretario de Gobierno, José Agustín Ortiz Pinchetti y la publicista (ex foxista) Bertha Maldonado.
Dirigentes de comités estatales y legisladores fueron convocados para organizar realmente comités de apoyo y un imperativo activismo durante los próximos dos meses, en coordinación o incluso separado de los Comités Ciudadanos dirigidos por Socorro Díaz, César Ojeda y Manuel Camacho Solís. En el plano discursivo, López Obrador, hará suya buena parte de la argumentación del activista estadunidense de los derechos civiles, Martin Luther King.
Algunas de las frases contempladas son:
* “Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”
* “Si el hombre no ha descubierto nada por lo que morir, no es digno de vivir”
* “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”
* “La violencia crea más problemas sociales de los que resuelve”
* “Sostengo que quien infringe una ley porque su conciencia la considera injusta, y acepta voluntariamente una pena de prisión, a fin de que se levante la conciencia social contra esa injusticia, hace gala, en realidad, de un respeto superior por el derecho”
Cinco minutos de un silencio no pedido en el salón de sesiones. Andrés Manuel López Obrador es esperado en el recinto para ser desaforado. Se miran. Unos preocupados, otros extrañados y los menos, felices.
Todo el Palacio de San Lázaro, la Ciudad de México y buena parte del país están pendientes de este momento de esa historia que se escribe con letras mayúsculas.El jefe de Gobierno de la capital mexicana, el político más popular a un año de las elecciones presidenciales está a punto de ser vilipendiado, incluso destituido y empujado a un encierro en prisión como castigo a su famoso desacato a la orden de un juez. Los diputados del PRI y del PAN, transformados por su discurso de los últimos días en los más feroces promotores de la legalidad y el estado de derecho, mantienen un silencio extraño. Atípico en el salón de sesiones.
López Obrador no entra. La espera mortifica. Manlio Fabio Beltrones, presidente de la Mesa Directiva platica en voz baja con Juan de Dios Castro, el que fuera consejero jurídico del presidente Vicente Fox, quien a estas horas recorre las calles de Roma para presenciar los funerales del Papa Juan Pablo II.
En la zona perredista, los legisladores se mantienen de pie también a la espera. Están nerviosos. Varios de ellos, lo confiesan pronto, hubieran querido otro escenario. No quedarse callados. Gritar, tomar el salón. Iniciar ahora la revuelta civil.
Pero un día antes han acordado con su coordinador Pablo Gómez, que no harán desmanes para evitar que el mensaje de López Obrador pase inadvertido ante el grito, la consigna, la pancarta y la manifestación.
Este jueves 7 de abril, simbólicamente o no, fue un día posterior al aniversario de la visita del Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Azuela a Los Pinos para acordar el inicio del proceso de desafuero en contra del político originario de Tabasco.
De repente, la expectativa acumulada por la tardanza de López Obrador provoca nerviosismo y el nerviosismo monosílabos animales y chiflidos. De un momento a otro, el perredista entrará con rumbo al adusto banquillo de los acusados que le han instalado para escuchar los señalamientos del fiscal de su caso. Del subprocurador de la PGR, Javier Vega Memije, quien lo acusará hasta de querer emular a Nelson Mandela y a Gandhi.
Ese tardado ingreso de López Obrador finalmente no será soló con rumbo al banquillo de su inquisición, sino con rumbo a su destino histórico y con rumbo —lo ha confirmado ya hace unos minutos en el Zócalo— a los comicios generales de 2006.
Precisamente en la que pudiera parecer su peor semana a lo largo de su trayectoria política, el perredista no ha dejado lugar a ninguna duda de que buscará estar en unas elecciones que si fueran en este momento, podría ganarle fácilmente al secretario de Gobernación, Santiago Creel y el líder nacional del PRI, Roberto Madrazo, quienes en una discretísima reunión celebrada el pasado miércoles 30 de marzo —dos días después de que MILENIO Diario revelara sus negociaciones— afinaron los detalles de la votación que finalmente harían juntos priistas y panistas en el seno de la Sección Instructora, un par de días después.
Ya López Obrador entró al salón de sesiones como aspirante presidencial declarado. Chuayffet, ex secretario de Gobernación —cesado por Ernesto Zedillo tras la matanza de Acteal—, y personaje mexiquense muy vinculado con buena parte de la estructura de delegaciones del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) a lo largo del país, había dado línea sutilmente a sus diputados y presionado descaradamente a través de su vicecoordinador Wintilo Vega.
“¿La popularidad crea un nuevo fuero? Porque si es así, hay que meterlo a la Constitución y decir que si se es popular y se encabezan encuestas, nadie puede ser tocado hasta que pase una elección federal”, reflexiona el priista, quien defendía: “Nosotros no estamos dando un golpe de Estado. Precisamente la diferencia es que nosotros actuamos bajo la Ley y para la Ley”.
Y a las conclusiones y acciones del gobierno federal en alianza con priistas, la estrategia.
Manuel Camachos Solís, se ha convertido en uno de los principales estrategas de López Obrador.
—¿Salinas está detrás del desafuero?
—El licenciado Salinas es parte de este grupo de intereses; es uno de los actores fundamentales. Y lo que es increíble, y llama mucho la atención, es que después de todo lo que dijo el presidente Fox sobre el licenciado Salinas, hayan terminado aliándose; pero ellos saben lo que hacen, ellos representan un conjunto de intereses y hay otros que no estamos dispuestos a que se cancelen las libertades del pueblo de México y a que el gobierno no responda a la voluntad democrática y al fondo y espíritu de la Constitución.
—¿La presencia de Salinas es peligrosa?
—El licenciado Salinas ha estado presente y yo no quiero calificarla simplemente describo los hechos y los hechos son ésos: hay una alianza evidente entre el presidente Fox, el licenciado Salinas y Santiago Creel.
—¿Es peligrosa su aparición, políticamente hablando?
—No lo es, porque no nos vamos a dejar y porque lo conocemos.
No por casualidad, la estación del metro Zócalo montó una exposición en donde se reseña que en los albores de 1910, cuando la dictadura de Porfirio Díaz comprendió que sería derrotada en las urnas por Francisco I. Madero, decidió sacarlo de la carrera presidencial inventándole falsos cargos y conduciéndolo finalmente a prisión.
Desde abril de 1910, para impedir su asistencia a la Convención Antirreeleccionista, se le había acusado de invadir un predio ajeno, desacatando una orden judicial y construyendo ilegalmente una brecha para robarse una carga de guayule; y cuando esta acusación fracasó por ridícula e infundada, se le acusó —siendo ya candidato a la Presidencia de la República— de proteger de la policía a un orador —Roque Estrada— que había pronunciado en San Luis Potosí un discurso injurioso en contra de las autoridades, que había falsificado un empleado de Ramón Corral, llamado Juan R. Orcí. De ese modo, Francisco I. Madero fue detenido en Monterrey y trasladado a la cárcel de San Luis Potosí, en donde radicaban los cargos.
Más que como reflexión, este pasaje de la historia mexicana, es una de las herramientas políticas utilizadas por el equipo de López Obrador en el debate político rumbo a 2006. López Obrador en el salón de sesiones:
“Tampoco voy a recurrir a artimañas o a negociaciones vergonzosas. Nada, ni siquiera la aspiración al cargo más elevado de la República, podría justificar el hacer a un lado la dignidad y los principios.
No soy un ambicioso vulgar. No llevaré a nadie al enfrentamiento. Todo lo que hagamos se inscribirá en el marco de la resistencia civil pacífica”.
Fuente: Revista Milenio Una de las mejores Revistas de analizis politico en Mexico
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